Sabemos que es difícil que alguien
pueda entenderlo, y está bien que sea así, Pero pensad cuánto valor,
cuánto significado se encierra aun en las más pequeñas de nuestras
costumbres cotidianas, en los cien objetos nuestros que el más humilde
mendigo posee: un pañuelo, una carta vieja, la foto de una persona
querida. Estas cosas son parte de nosotros, casi como miembros de
nuestro cuerpo; y es impensable que nos veamos privados de ellas, en
nuestro mundo, sin que inmediatamente encontremos otras que las
substituyan, otros objetos que son nuestros porque custodian y suscitan
nuestros recuerdos.
Imagináos
ahora un hombre a quien, además de a sus personas amadas, se le quiten
la casa, las costumbres, las ropas, todo, literalmente todo lo que
posee: será un hombre vacío, reducido al sufrimiento y a la necesidad,
falto de dignidad y de juicio, porque a quien lo ha perdido todo
fácilmente le sucede perderse a sí mismo; hasta tal punto que se podrá
decidir sin remordimiento su vida o su muerte prescindiendo de cualquier
sentimiento de afinidad humana;
en el caso
más afortunado, apoyándose meramente en la valoración de su utilidad.
Comprenderéis ahora el doble significado del término «Campo de
aniquilación», y veréis claramente lo que queremos decir con esta frase:
yacer en el fondo.
Porque ayer me acordé de vosotros, y mucho mas de ti y esa manera tan cruda e inteligente de escribir que tenías...